Actos por el Día de la visibilidad TRANS

30 de marzo de 2023

El viernes 31 de marzo

A las 17:30, la Red Trans compartirán la realidad de las personas trans, resolverán dudas e informarán en la Plaza del Ayuntamiento de Santander.

A partir de las 19:00, hablaremos sobre la Ley Trans, las preguntas frecuentes sobre ella y presentaremos el programa de inserción laboral YES WE TRANS de la FELGTBI+

A esa misma hora, nuestras compis de Las Quimas estarán en la presentación de las jornadas organizadas junto a CNT Santander. Más tarde, a las 22:00, harán una quedada en el bar la Buhardilla.

¡No te lo pierdas!

 

Con motivo del Día de la Visibilidad Trans que se conmemora este 31 de marzo

La Federación Estatal LGTBI+ denuncia la invisibilidad que sufren los hombres trans y las personas no binarias

  •  “La mayor discriminación que sufrimos los hombres trans es que no se habla de nosotros ni de nuestras necesidades, no existimos”, denuncian

  • “La invisibilización de las personas no binarias es algo mucho más complejo “porque ni siquiera se hace de manera consciente”, alertan

Madrid. 30/03/2023.- La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) denuncia, con motivo del Día de la Visibilidad Trans (31 de marzo), la invisibilidad que sufren los hombres trans y las personas no binarias. Así, Mané, hombre trans residente en Asturias, explica que la mayor discriminación que sufren los hombres trans “es que no se habla de nosotros, ni de nuestras necesidades, no existimos”.

“Ni siquiera estamos en el discurso transexcluyente” apunta y es que, tal y como señala, “la sociedad sigue sin reconocer nuestros cuerpos como cuerpos de hombres porque los mira desde una óptica machista y cisheteropatriarcal”. Así, alerta de que “parece que, porque de primeras la sociedad nos lee como hombres (cispassing), no sufrimos discriminaciones, pero no es así. Los hombres trans, especialmente los mayores, están pasando por una invisibilidad y una soledad tremenda”.

En este sentido, denuncia que “nos discriminan en el sistema sanitario, cuando vamos al gimnasio o cada vez que tenemos que utilizar un servicio relacionado con nuestra corporalidad. Se nos obliga a estar dando explicaciones constantemente. Precisamente, ese cispassing genera situaciones muy desagradables. Por ejemplo, que cada vez que voy al urólogo me quieran hacer pruebas de la próstata cuando yo no tengo, ni tendré nunca próstata”, denuncia.

En este sentido, Airto, chico trans de Valencia, relata que “al dar esas explicaciones, a veces no pasa nada, pero otras, se inicia todo un proceso discriminatorio. Yo me he visto obligado a contar que soy trans al firmar dos contratos de trabajo porque, aunque tengo el nombre cambiado en mi DNI, no consigo que la seguridad social actualice mis datos, y sigo apareciendo con otro nombre”.

“Con frecuencia nos dicen que somos lesbianas muy masculinas o ingenuas confundidas, y nos acusan de identificarnos como hombres porque queremos las ventajas de los hombres cis. Como si el hecho de ser trans no te expusiera a una vida llena de discriminación”, declara.

Además, denuncia que “los hombres trans no existimos en los protocolos ginecológicos. En Valencia, si el sistema te reconoce como hombre, no te deja pedir cita para Ginecología y tienes que ir a Endocrinología para que te manden al servicio de Ginecología de la unidad de género, es la única forma. También es muy complicado pedir citas para hacerte revisiones de prevención de cáncer de mama, por el mismo motivo”.

También denuncia la desinformación de los profesionales sanitarios. “Una vez, mientras esperaba a entrar en consulta, una enfermera vino a decime que si sabía que estaba la consulta de Ginecología. Es muy violento, a veces, voy con mi novia para disimular y evitar miradas y cuchicheos en la sala de espera”, asegura.

Personas no binarias

Aike, persona no binaria de Ciudad Real, explica que en el caso de las personas no binarias, la invisibilización es algo mucho más complejo “porque ni siquiera se hace de manera consciente”. “Las personas no binarias somos tan desconocidas que muchísima gente ni siquiera se plantea que sea una opción”, asevera. 

Así, declara que “cuando me presento a alguien, además de decirle que soy no binarie, para que sepa que no soy ni un hombre, ni una mujer, tengo que explicarle lo que significa”. “Es muy cansado y puede ser muy frustrante. Además, la presión social y el intento de encajar puede llegar a hacer que dudemos de quienes somos porque existe una barrera entre lo que yo soy y lo que la gente ve”, asegura.

“Cuando vives sabiendo lo que eres y la gente no lo respeta, se sufre un ataque directo a tu persona. Si yo le digo a alguien que use el pronombre neutro y me dice que no quiere, no que le cueste, si no que no quiere, eso es una negación directa de lo que yo soy. Me está diciendo que mi identidad no es digna de ser respetada y que me va a forzar a encajar en sus estándares”, declara. 

En este sentido, relata que estuvo trabajando en un restaurante y que, cuando su jefe vio que su nombre del DNI y el de la seguridad social no coincidían, le preguntó por el pronombre que debía usar. “Pensé que era una persona respetuosa y que podía decirle que era no binarie. Le dije que sabía que podía costar, porque no se oye mucho, pero que me identifico con el pronombre elle y que le agradecería mucho que se refirieras a mi de esa manera. Para mi sorpresa me dijo que no y me volvió a preguntar con qué pronombre me llamaba. En realidad me estaba dando a elegir entre el masculino y el femenino. Ese es un ejemplo claro de la violencia y negación que sufrimos las personas no binarias”, explica Aike. 

Por otra parte, Luca, persona no binaria residente en Sitges, declara que la apariencia física no normativa de algunas personas no binarias puede dejarlas expuestas también a la violencia. Así, relata cómo más de una vez ha recibido insultos en el transporte público, delante de todo el mundo, sin que nadie hiciera nada al respecto.

“Una vez iba en el autobús con mi novia y una mujer de unos 40 años con su hija dijo en voz alta, que cómo una mujer tan guapa podía estar con una cosa como yo. Mi pareja no sabía castellano y no lo entendió. Yo no estaba fuerte como para afrontar la situación así que nos bajamos. Fue muy violento. La segunda vez yo estaba en un asiento, sin ocupar más espacio del que me correspondía y un hombre se sentó en frente y me dijo que quitara las piernas. Le dije que no y me respondió que “no sabía ni lo que era yo y que la gente como yo no tiene derechos. Esta vez no me bajé hasta que llegué a mi parada pero me estuvo insultando todo el camino”, describe.